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As Somozas (Santiago Seré)

Existe una serie de cruces de piedra que tuvieron como objetivo orlar los caminos antiguos, reales o de romería, especialmente en las encrucijadas con la principal misión de orientar al caminante. Es una tradición prehistórica, pues ya en la época megalítica y después en el mundo celta se marcaban los caminos por creencias y cultos paganos que se proyectaron sobre la religiosidad posterior. La intención era la de proteger a los viandantes y recordarles el poder divino, en una especie doble actitud protectora y moralizante tan asociada a la propia vida humana. El crucero de Abeledo responde a ello desde una sencillez que lo hace el más sobrio del municipio, algo característico en  este tipo de cruces de orientación caminera. Sin inscripciones ni figuras, ni otros mensajes morales, impetratorios o de oración, se muestra en su llamada más recatada, aquella que busca la protección espiritual del transeúnte y le indica su camino, promueve su descanso material en sus gradas o anima a una parada para orar y recordar la inevitable condición humana. 

Presenta una amplia plataforma cuadrangular con tres escalones, el inferior más alto y que puede servir para el asiento de los viandantes, función específica de este tipo de cruceros. El superior, muy pequeño apenas dispone de sitio para encuadrar el pedestal, que es modesto y presenta alguna moldura y abocelado. La columna es corta y reproduce el habitual juego de formas cuadradas en los extremos y octogonales u ochavadas en el centro, sin que falten los frecuentes biseles que enlazan ambas geometrías imitando la punta de flecha. El capitel es de estilo neoclásico y presenta las caras cóncavas en antequino recto, algo que nos recuerda a los típicos remates superiores de los templos egipcios. La cruz es pequeña, de traza latina y sin ningún detalle comentable. El tratamiento exterior con pintura le da unas tonalidades artificiales que ocultan la belleza verdosa de la oscura piedra serpentinítica con que ha sido elaborado.