El río Grande de Xubia debe su nombre a las altas tierras de Somozas, en donde los arroyos Grande y Pequeno se unen para dotar de agua a toda una comarca y permitir, con el antiguo modelado de su ría, que Ferrol dispusiese de su estratégico emplazamiento, lo que tanta importancia ha tenido en la historia del país. Son las raíces de un paisaje diverso del que tiene gran parte de culpa el zigzagueante río, contando con cauces encajados, cascadas y amplias llanuras fluviales hundidas por la tumultuosa historia de la Tierra. Este bañará antes de llegar al mar, en sus 31 kilómetros de longitud, los municipios de Moeche, San Sadurniño, Neda y Narón, extendiéndose por una cuenca fluvial de más de 180km2.

Ya desde sus fuentes en el Monte Tafornelo, a unos 550 metros de altitud, sus bosques fluviales son reconocidos patrimonialmente por un Lugar de Interés Comunitario declarado en 2004, el Xubia-Castro, que cuenta con algo más de dos mil hectáreas de Zona de Especial Protección de los Valores Naturales, en especial reconocimiento a sus áreas húmedas y corredores fluviales. De hecho, entre los 18 hábitats de interés comunitario que posee destacan los relacionados con los humedales, como el de los brezales húmedos atlánticos, las turberas ácidas activas o los propiamente fluviales, acompañados por los bosques galaico-portugueses de carballo y melojo. Cuenta con 31 especies que se encuentran especialmente protegidas por su vulnerabilidad, destacando aquellas relacionadas con la proximidad al río. Así, es posible observar la nutria, diversos anfibios como la salamandra rabilarga, la lagartija serrana y el sapillo pintojo, o varios helechos de origen terciario como la píjara (Woodwardia radicans), el helecho de colchoneros (Culcita macrocarpa) y la helechilla (Trichomanes speciosum). En lo referente a la avifauna, destaca la abundancia de rapaces, con la presencia de alcotán europeo, el azor, el gavilán, y los aguiluchos pálido y cenizo.