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A Garita

As Somozas (Santiago Seré)

La Sociedad de Instrucción y Beneficencia La Aurora de Somozas fue fundada el 6 de junio de 1909 en La Habana. Su objetivo fue el fomento de la lucha contra el analfabetismo -que alcanzaba al 70% de la población en 1900- y la escasez de escuelas rurales, lacras que abocaban a la pobreza y a la emigración a muchos gallegos, que en el destino se veían obligados, ante su falta de formación, a realizar duros trabajos para sobrevivir. Entre sus varios proyectos estuvieron la promoción y patrocinio de la enseñanza e instrucción gratuita entre los habitantes del Ayuntamiento de Somozas, algo que buscó mediante dos escuelas itinerantes (Somozas-Recemel y Enchousas-Seixas), con docencia temporal de tres a seis meses, además de este edificio de As Garitas, que materializó los sueños educativos de muchas familias.

La escuela consta de dos plantas en las que se reconocen los cánones del interesante higienismo de inicios del siglo XX: emplazamiento saludable estratégico para una aireación natural que evitase epidemias; gran amplitud y servicios higiénicos, para comodidad de sus usuarios y facilitar una correcta organización docente; buenas condiciones de iluminación natural, buscadas con amplios huecos hacia el exterior; la lucha contra las humedades, mediante un basamento que separaba el suelo del edificio del terreno.

El edificio se inició en abril 1936 para finalizarse el año siguiente y, aunque muchas de estas escuelas quedaron clausuradas poco después en medio de los convulsos acontecimientos del país, esta logró sobrevivir con su actividad hasta los años 1970. Arquitectónicamente consta de planta rectangular con dos niveles y cubierta a dos aguas, lo que habilita un desván. Está construida con cachotería irregular de piedra del país y tiene un encalado exterior que va desapareciendo. En la fachada se remarcan los vanos mediante molduras simples que en los antepechos se sostienen sobre una especie de sencillas ménsulas, a la vez que en el resto se juega con el estilo “llagueado” para dar la sensación de sillería regular. Se utilizan bandas horizontales para dar realce al conjunto, utilizando un veril y una cornisa para separar los pisos, delimitando ésta una especie de frontón en la parte superior.

Las escuelas de los emigrantes estaban bien dotadas, con moderno mobiliario y material didáctico novedoso, no faltando libros de texto actualizados, mapas, herramientas de escritura, bibliotecas completas y material de laboratorio elemental, como termómetro o incluso microscopio, de manera que podían afrontar con garantía diferentes materias y en una enseñanza moderna y técnica, que muchas veces era laica y de carácter liberal.

Las Sociedades Gallegas de Instrucción en la emigración se constituyeron en un fenómeno sin parangón, existiendo entre 1904 y 1936 un total de 525 en toda Galicia que fomentaron 235 nuevos colegios y 336 aulas, de tal manera que en 1933 la tasa de analfabetismo descendió hasta el 45%. Se entenderá así el valor del nombre de la Sociedad, La Aurora, alegoría de un nuevo mañana para las niñas y niños de aquella tierra tan empobrecida económicamente.