43.5018119, -7.9397907

Recemel (Santa María)

Se sitúa en un cruce a 1km de la capilla de San Antonio de Padua, A Toca, desde la cual se toma el acceso más directo, para llegar a una encrucijada entre los lugares de A Lameira y Os Casás. Responde, por lo tanto, a una funcionalidad que data del origen de los tiempos, consistente en sacralizar aquellos caminos que unían los lugares con mayor carga simbólica como culto a las divinidades en las vías y sus intersecciones. Se trataba de cultos paganos, a veces cargados de supersticiones, que se mantuvieron durante la romanización y cuya magia y temerosidad a lo desconocido no fue capaz de desterrar la cristianización.

Es una obra realmente curiosa. Aunque la dispar y poco armónica escala de sus elementos la hace extraña, tiene detalles de gran hermosura. Parte de una amplia basada de mampostería granítica en la que se hace muy evidente la falta de homogeneidad en sus materiales y la aspereza de su unión. Sobre ella se sitúa un gran bloque granítico de traza tronco-rectangular que soporta en su parte central a la cruz columnada. Ésta contrasta mucho con la citada base debido a que está realizada en piedra de toelo (serpentinita), de tonos variables entre el gris, el blanco y el rojizo que, desigualmente distribuidos, resuelven un jaspeado y veteado heterogéneo. La columna y la cruz se funden sin capitel dando lugar a un elemento con apariencia de encontrarse acortado. El tercio inferior del conjunto es cuadrado, mientras el resto es claramente octogonal, presentando la cruz extremos florenzados con botón central amplio y saliente. Las figuras son de corta talla. El Cristo, al tener su cabeza caída hacia un lado deja ver una larga melena y el paño entrelazado. Sobre él, la cruz presenta una cartela que excede su ancho pero en la que no se observa ninguna inscripción. La Virgen es de granito, se encuentra en actitud orante y lleva el habitual tocado de manto asociado a una túnica lisa, apareciendo adosada a la columna y reposando sobre una peana apoyada en una pletina de hierro. Otra originalidad es su antigua policromía en la cruz y las figuras, pero en la actualidad es difícil percibir las tonalidades que, en la Virgen, parecen haber desaparecido por completo.